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El arte de la guerra de Sun Tzu

Uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de todo el mundo son los guerreros de terracota que se pueden ver a las afueras de Xian. Estas más de 7000 figuras personalizadas (no hay dos iguales) “vigilaban” el mausoleo del primer emperador de China, Qin Shi Huang, aterrador gobernante que consiguió unificar por primera vez todo el país bajo un sólo reino. Hace unos años llevaron a España algunas de las estatuas pero la verdad es que el sentimiento que se experimenta cuando uno entra en el angar donde está el grueso del ejército y se enfrenta a esta hueste fantasmal es abrumador. Pues bien, estos guerreros nos sirven hoy de introducción a uno de los libros más antiguos del mundo, un volumen que ha influido en grandes mentes y que aún hoy sigue teniendo vigencia: hamblamos de El arte de la guerra de Sun Tzu.

La figura de Sun Tzu (también conocido como Sun Wu o Sunzi) se desdibuja con su leyenda. Para algunos fue un genial general del reino de Wu. Para otros Sun Tzu realmente nunca llegó a existir. Los historiadores actuales creen que Sun Tzu existió realmente y colocan su nacimiento en torno al año 544 y su muerte sobre el 496, antes de Cristo por su puesto. De ser ciertas estas fechas Sun Tzu fue un coetáneo, paradójicamente, de Confucio, el gran maestro de ideas pacifistas. En la época que le tocó a vivir a Sun Tzu China no era un reino unificado, sino que estaba formado por diferentes reinos en continuas disputas. De hecho el propio reino de Wu gozó de cierto predominio en la época de Sun Tzu, pero pronto pasaría a la historia al ser derrotado por uno de sus reinos vecinos. A Europa el libro llega vía el jesuita francés Joseph Amiot en 1782. De todas formas el volumen que actualmente se conserva está probablemente alterado, lo cual es normal en este tipo de documentos tan antiguos.
Lo supremo en el arte de la guerra consiste en someter al enemigo sin entablar batalla.

¿Pero qué es exactamente El arte de la guerra? Pues ni más ni menos que un tratado sobre la guerra. En este libro Sun Tzu pone en negro sobre blanco las ideas que deben guiar a los gobernantes y generales a la hora de formas un ejército y de cómo administrarlo de forma eficaz. Desde este punto de vista Sun Tzu no es otra cosa que un tecnócrata. Basándose en un gran sentido común y sus conocimientos profundos en esta materia Sun Tzu va desgranando los diferentes elementos que él considera necesarios para que un ejército se dirija de forma correcta y por lo tanto alcance sus objetivos militares. El manual se divide en 13 capítulos en los que el autor desarrolla los diferentes elementos de la guerra. El índice de los capítulos son los siguientes:

Aproximaciones
La dirección de la guerra
La estrategia ofensiva
Disposiciones
Energía
Puntos débiles y puntos fuertes
Maniobra
Las nueve variables
Marchas
El terreno
Las nueve clases de terreno
Ataque de fuego
Sobre el uso de espías

Pero el tratado de Sun Tzu no es sólo un tratado militar, o al menos no en un sentido estricto. Sun Tzu era un filósofo, un observador del hombre, por lo que las enseñanzas que se derivan del libro van más allá de lo militar. Es decir, podemos usar el libro para cualquier faceta de la vida, cualquier empresa que queramos acomenter, desde nuestra vida laboral hasta la personal. No es un libro cínico ni vomitivo desde el punto de vista ético, como podría ser El príncipe de Maquiavelo. Al igual que el Tao te kin es un libro de conocimiento personal.

La filosofía oriental, al contrario que la occidental, se basa en la dualidad integrada. Mientras nosotros tendemos a posiciones antagónicas (bien/mal, amigo/enemigo, etc), en el mundo oriental integran en uno estos conceptos aparentemente contrarios. Como se suele decir en el ámbito popular no es más que las dos caras de una misma moneda, no son elementos antagónicos sinos complementarios. Esta unión de contrarios en uno hace que su visión del mundo sea menos maniquea y más integradora. Por eso Sun Tzu no es una persona sanguinaria y aunque, profesionalmente hablando, es una persona de guerra, no deja lugar a dudas de que el recurso a esta forma de solventar un conflicto debe ser la última en usarse. De hecho, en una de sus maximas más repetidas, Sun Tzu dice que la suprema maestría en la guerra es derrotar a alguien sin necesidad de entablar batalla. Tambien en otro momento Sun Tzu dice que las guerras no son deseables desde un punto de vista económico. Claro, que si hubiera vivido en nuestros días posiblemente su opinión a lo mejor sería bastante diferente… Incluso cuando se refiere a los soldados capturados del ejército enemigo o la toma de una ciudad, Sun Tzu siempre dice que nos mostremos de forma compasiva y nunca busquemos más sangre de la necesaria. No es sabio ni desde el punto de vista económico ni desde el punto de vista estratégico. Y no sirve de nada destruir una ciudad que puede usarse en nuestro beneficio.

En el fondo un guerra supone un conflicto. Y nosotros tenemos conflictos a diario, en particular con otras personas a nuestro alrededor. Por eso el libro tiene una gran vigencia en la vida diaria y es beneficiosa su lectura para todo el mundo. No es necesario que nos llevemos mal con añguien para tener un conflicto. Puede ser, por ejemplo, un compañero de trabajo con el cual mantenemos una buena relación y sin embargo diferimos en el modo de enfocar un determindao asunto. Si ponemos en práctica las enseñanzas que Sun Tzu va describiendo en el libro (lógicamente sin olvidar que estamos en la oficina y no en el campo de batalla) pues tendremos más posibilidades de salirnos con la nuestra. Asimismo también podemos usar sus consejos cuando tenemos que enfrentarnos a un problema personal y no sabemos cómo enfrentarnos a él.

Son muchas las diferentes perlas que nos deja Sun Tzu en su libro. Aquí os dejo un par que siempre me han gustado por su sencillez y por la multitud de situaciones donde las podemos aplicar:

Asegurarnos la posibilidad de no caer en la derrota yace en nuestras propias manos, pero la oportunidad de derrotar al contrario nos es dada por nuestro propio enemigo

Quienquiera que llegue primero al campo de batalla y espere la llegada del enemigo estará fresco para el combate; quienquiera que sea segundo en el campo de batalla y tenga que apresurarse para entrar en combate llegará exausto.

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